Un ciberneta joven potencias extremas Estudiaba, y grupos unimodulares De Ciberias, en largas tardes estivales, Sin vivir del Amor grandes teoremas ¡Huye...! ¡Huye, Laplace, que llenas mis días! ¡Tus versores, vectores que sorben mis noches! ¡A mí, contraimagen! Los dulces reproches Oir de mi amante, oh, alma, querías. Yo temblores, estigmas, leyes simbólicas Mutaré en contactos y rayos hertzianos, Todos tan cascadantes, tan archi-rollanos Que serán nuestras vidas libres y únicas. ¡Oh, clases transfintas! ¡Oh, cuánta potentes! ¡Continuum infinito! ¡Presistema blanco! Olvido a Christoffel, a Stokes arranco De mi ser. Sólo quiero tus suaves mordientes. De escalas plurales abismal esfera ¡Enseña al esclavo de Cuerpos primarios Contada en gradientes de soles terciarios Oh, Ciberias altiva, bimodal entera! Desconoce deleites quien, a esta hora, En el espacio de Weyl y en el estudio Topológico de Brouwer no ve el preludio Al análisis de curvas que Moebius ignora. ¡Tú, de los sentimientos caso comitante! Cuánto debe amarte, tan sólo lo siente Quien con los parámetros alienta su mente Y en nanosegundos sufre, delirante. Como al punto, base de la holometría, Quitan coordenadas asintotas cero, Así al ciberneta, último, postrero Soplo de vida quita del amor porfia. Stanislaw Lem ( Trad. Jadwiga Maurizio )